sábado, 20 de abril de 2013


La Tenacidad poética de Luz del Carmen Arrese Pacherres.

Escribe: Ricardo Musse Carrasco

I. Biografía esclarecedora.

 

      Luz del Carmen Arrese Pacherres inició su público derrotero literario cuando en Sullana, su ciudad natal, (provincia piurana al norte del Perú, depositaria de un frondoso valle del Chira, humedecido por las ubérrimas aguas de un río milenario), el discurrir poético sólo le cabía desembocar hacia los cauces de su propia e insular redención.

 

       En esos años –y también en los siguientes- no existía, en el entorno, la sensibilidad propicia para acoger sus realizaciones versísticas; tan es así que éstas no son reseñadas en las efemérides periodísticas de la época. No obstante, esta mujer –con las hormonas bien puestas- con una firme decisión, siendo leal a sus escriturales impulsos, siguió escribiendo en medio de la más inmisericorde indolencia, silenciada por la más absoluta indiferencia, sólo tenazmente aferrada a sus evolutivos versos.

 

               Luz del Carmen Arrese Pacherres -dentro de su progresiva modulación estilística- nos ha ofrendado, primero, un costumbrismo ancestral; después, un sintetismo dérmico hasta desembocar, finalmente, hacia enternecedoras composiciones infantiles.

 

               Esta poeta sullanera ha cumplido, admirablemente, 40 años en el devenir poético (su primer poemario “Poesía, prosa y nada” lo publicó en 1 967), pero ahora sí con el reconocimiento ciudadano a su obra. Luz del Carmen Arrese Pacherres está consagrada a perennizarse, eternamente, dentro del universo de nuestra infinita gratitud. He aquí, pues, el mejor homenaje a su trayectoria, interpretando –con crítica reverencial- ese libro que representa la estética culminación de su largo y esforzado derrotero poético: El “Retorno de los latidos” (1 996).

 

II. La sensibilidad dérmica: Fundamentos del sintetismo poético del

 

    “Retorno de los latidos”.

 

   Un oleaje de esencias se agita cuando fondeamos el cuerpo hermenéutico en las sustancias poéticas.

 

   La poética de Carmen Arrese está acordonada por una actitud centrípeta. Su poética se dirige muchas veces hacia el centro de sus vivencias retrospectivas. Para Carmen Arrese el pasado significa intuir las continuas pérdidas padecidas por el hombre. No olvidemos que la nostalgia es una densa sensación depositada dentro de una angustiosa limitación frustrante:

 

“Lluvias de recuerdos

 se enfrían en el alma

 y nuestro llanto

 se estrella en las ausencias

 como los confines nebulosos

 se atropellan y acumulan”.

 

                              (Imágenes).

 

Y porque se vive con una angustia eterna, el perecer es el intuitivo estremecimiento temático de toda poética. Entonces el ser humano se afana en revivir (¿o buscar?) lo que ha dejado de ser, a fin de restaurarlo (¿o reexperimentarlo?):

 

“Pájaro del otoño

que triste

busca la primavera

 y ya no existe

 más que en su corazón”.

 

                    (Imágenes).

 

   Palpitan aquí ondulaciones poemáticas que Carmen Arrese titula Imágenes, porque en el trasfondo de cada ser humano late una constelación de imágenes producto, en parte, de la herencia colectiva inconsciente y de las propias experiencias que pretendemos extraviar pero que, ahí, están insepultas:

 

“Voy diseñando las sombras del olvido

la añeja tradición de humo y barro

que envolvente me convence y me persuade”.

 

                        (Imágenes).

 

 

 

   Es un enjuiciamiento muy particular definir la poética de Carmen Arrese como dérmica. Su poesía se vasculariza con su subjetividad. Ella se repliega hacia sí misma para suministrarse el esencial alimento poético. Es decir, para exteriorizar sus formas versísticas Carmen Arrese se interna en sus fueros internos (dérmicos) ya que allí laten sus sentimientos y frustraciones:

 

“Tu sonrisa

se mece

 en mi alma

como lágrimas traviesas

que no ha querido

brotar”

 

       (Abril de almendros).

 La poesía de Carmen Arrese está dotada de una matriz desoladora. Carmen Arrese formula una concepción de predeterminismo óntico:

 

“Cabalgué en la tristeza

del desamor

por largos senderos

fueron pocos los atajos y recodos

que me enseñó el amor”.

 

        (Ritos y manías).

 

  Es verdad: la soledad también allana la soberanía poética. Psicológicamente, la soledad es una sensación polarizante. El primer polo existencial nos conduce a la desestructuración del aparato mental, pues determina el colapso de los vehículos significativos. Y la otra tendencia nos encauza a la salida de la creación. El espíritu de Carmen Arrese se encuentra hospedado en el segundo polo vital. Ella ha encontrado una salida creadora a esta terrible condición humana.

 La soledad que poetiza Carmen Arrese es sentida como sensación inmanente, como vibración perenne de una fontana dérmica esencial:

 

“Noche que te has quedado

soñando con los amores del día

sobre los cerros y el aire

entre el diálogo de estrellas

y el sueño de los pájaros nocturnos

noche sin calma

con los dedos apretados

ábreme tus puertas

para hacernos compañía”.

 

      Juzgo propicio tramitar meditaciones profundas sobre el mejor logro poético gestionado por Carmen Arrese: Su gran capacidad para contraer versísticamente sentimientos y sensaciones que, en las interioridades dérmicas, se explayan inconteniblemente. Compendiar la desbordante subjetividad es labor de una especial sensibilidad. Pues, las palabras presionan por situarse en un contexto determinado. Las palabras se resisten a morir en la impronunciabilidad. A veces las palabras quieren gobernar al artista. Domar a las palabras, para que acepten su contingencia y situación, es la virtud estética de Carmen Arrese. Dichos repliegues poemáticos son la expresión artística de un sintetismo literario. A continuación textualizamos una muestra de estas sanguíneas contracciones poéticas:

 

“Soledad / que se aumenta

 como la sombra / a las doce/

 una sierpe que se estira”.

 

 

 

            Carmen Arrese nos confiere la potestad de extender su breve poema en la cinética ondulación que nos deja el verso colofónico (“una sierpe que se estira”). Con la siguiente reverberación intimista, contraída estructuralmente, es facultativo conmovernos:

 

“De vez en cuando

 

un cactus se disfraza con mi piel

 

y un colibrí arranca

 

una a una las espinas

 

de mis miedos”.

 

        (Imágenes).

 

Y la siguiente donde centellea, una vez más, un inextinguible anhelo dérmico. Una ontología de búsqueda de las esencias:

 

                                  “Debe haber en el universo

algún planeta donde

residen, se encuentran,

 descansan

promesas, ósculos, suspiros

 para que de vez en cuando

los vayamos a buscar”.

 

               Carmen Arrese ha entrado a una etapa decisiva en su proceso poético. Producto de sus búsquedas personales arriba a la certidumbre de que los años se configuran de todas maneras tegumentariamente. El tiempo nos va devastando. Y nos convoca a depositar la trastemporalidad en nuestra existencia. Esos plegamientos inevitables han colonizado las zonas epiteliales de Carmen Arrese. La poeta debe, pues, aflorar de su fondo dérmico especies subjetivas para ensanchar su panorama existencial, para extender su continente vital:

 

“He viajado

 

por la ruta

 

pérmica

 

de mi propia

 

mano.

 

recién hoy

la siento

 cuando pienso”.

 

                    (Voy al siglo XXI)

 La poesía nos permite solubilizarnos con la eternidad. Y la profunda moralidad de los auténticos artistas significa desutopizar los sueños –y esto es lo que hace nuestra querida poeta- contribuyendo a su materialización ecuménica, instaurando la bendita tiranía de la igualdad y justicia social en el universo de los hombres. R. Musse C.






CARMEN ARRESE

                   “Entre las escritoras de prestigio de hoy, existe una que pasó a la modernidad,  ella es Luz del Carmen Arrese Pacherres.  La poesía es su medio de expresión por excelencia, atracción que suele suscitar toda vivencia especial.  Ahora se aventura en la narrativa y no ha hecho sino empezar, una obstinación de la que anuncia dos entregas. Un desafío en el delicado terreno de la literatura”. Literatura de Piura

 “Su poesía es tersa y plena de ensoñación su perspectiva se torna brillante cuando percibe y bucea el alma, con gran poder de síntesis. Profesora de comunicación y literatura  muestra la cristalería de su universo poético  producto del trabajo y la observación”. José Vargas Rodríguez - Casa del poeta del Perú

 “Escritora que evoluciona en creatividad, lenguaje y originalidad innovadora. Promotora cultural y social. Coordinadora activa de instituciones. Ex teniente gobernadora. Fue candidata al Congreso de la República. Autora de la letra del Himno a la Beneficencia.  Actual directora y editora del periódico “Centenario” y profesora de Teatro en Essalud. Carmen Arrese se ha ido afianzando como una de las escritoras más reconocidas como vienen a demostrar las publicaciones “Poesía Prosa y Nada” (1967). “Campos Negros” (1968). “Libreta de Notas” (1969) sus primeras obras. “Retorno de los Latidos” (1999) obra que fue acogida con enorme éxito por la crítica profesional y los poetas. “Silbando Lunas” “Palabra de Capullanas”  (2000) “Lista de Espera” (2000). “Dixi (2001)”. Literatura Infantil: “Paca Guaraca”, “Canicas de Papel” “Memorias & Lienzos de Luz-es” (2011). Sigue publicando cuentos,  artículos en diversas revistas, guías y diarios. Figura en numerosas antologías nacionales e internacionales.

                       Por eso la dirección Provincial de Cultura del Azuay (Ecuador)  Invitó a Luz del Carmen  en representación del Perú al Festival Binacional en Homenaje a la Mujer en su mes de aniversario. Disertó con el tema “Todo sobre la mujer  en la literatura Latino Americana”  exposición central del evento. Luego la Unión hispanoamericana de Escritores-UHE y la Dirección del Museo de los Metales le otorgaron una placa y diploma de reconocimiento por su destacada y valiosa trayectoria cultural a favor de los pueblos. En la ciudad de Loja el “Consejo Nacional Todas las Sangres” le otorgó la medalla de honor “José María Arguedas” en el Congreso Binacional de Letras, Artes y Ecología. Diploma y Medalla Centenaria. La gobernación de Salta-Argentina en merecido reconocimiento por su trayectoria la distingue con  un diploma. Antes ya fue galardonada con Diploma y Medalla de Honor por la Municipalidad de Sullana, lugar donde nació y radica actualmente”.